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23 de mayo de 2009

Tormenta.


Hoy me ha dado por cantar. Cantar canciones, sin más. Abrir el iTunes, poner una canción melancólica, cantarla, y disfrutarla. Son la una menos cuarto de la madrugada, y yo aún sigo delante de la pantalla de mi ordenador dándole al teclado, escribiendo cosas que me vienen a la mente. Afuera, truenos. Adentro, piano, ritmo y voces divinas. Sacando las letras de internet, acompaño la canción con mi voz grave y desgarrada de tanto gritar. No me importa si suena mal, total, no va a salir de aquí, pero es que adoro cantar sin que nadie me escuche, como si viviera sola en este mundo y yo fuera mi única crítica, que por una vez, no me pondría negativa. Por una vez, creo que mi voz no queda demasiado mal. No es que quede mejor la canción con ella, pero me suena bonito aún. Flashes fuera despiertan mi atención, relámpagos blancos fluyen por el cielo, gotas de lluvia empapan las ventanas, y aunque no hagan ruido, las oigo. La una menos diez, miro mi habitación. Bolsas vacías, lápices de colores, diccionarios, desorden; todo lo que podría desear. Fuera sigue tronando, y aveces me llevo algún que otro susto; el cielo parpadea. Cada vez llueve más, y del reflejo de la luz de mi habitación da un toque de luz a las gotas a través de la ventana. Es una tormenta, creo que la primera de todo el año. Me preocupa bastante el tema del calentamiento, pero qué os voy a decir que no sepáis, ya no se puede volver atrás. Lo que importa es reaccionar, pero para eso debemos estar todos de acuerdo. Me dispongo a abrir la ventana, el olor a mojado me hechiza, el sonido del choque de la lluvia contra el suelo me relaja, y los truenos, siempre presentes, me despiertan. Ya no me importa la música. Ahora sólo oigo la tormenta, y sonrío. Es como volver atrás, recordar la primera tormenta de tu vida, cuando tú, pequeño e indefenso, mirabas desde la ventana aterrado tal maravilla de la naturaleza. No sabías si esconderte o seguir observando. Pero es que es tan bonito. Tan perfecto. La lluvia se está calmando. Los truenos se acentúan, y cada vez se lanzan más fuertes y cada vez rugen más. La una en punto. La tormenta parece empezar a desaparecer. El cielo se ilumina, pero está mudo. Sólo se oye un chispeo fuerte de lluvia de mayo y una guitarra eléctrica saliendo de mi ordenador. La verdad, no quiero que se pare. Es tan bonita, esta tormenta; y hace tanto que no veo una, un par de años por lo menos. Lo que más me apetecería ahora sería irme a mojarme un poco (bastante) bajo ese manto hidráulico y eléctrico llamado tormenta. Se oye un coche pasar. Tiene que tener mucha suerte, adoro ver una tormenta desde el coche, parece peligroso. La una y cinco de la madrugada, y yo sigo aquí, esperando a que termine mi edén llamado tormenta de primavera y así poder irme a la cama tranquilamente, sabiendo exactamente el tiempo que ha llovido. Otro coche. El sonido de sus llantas por el suelo resbaladizo y calado es relajante. Si cierras los ojos ahora, parece incluso el mar. El viento, las olas (que son el sonido ruedas-asfalto) y el silencio.


2 comentarios:

Betzabé dijo...

No hay nada que me tranquilice más que el golpeteo de las enormes gotas de lluvia en el alféizar de la ventana de mi cuarto... no hay nada que me guste más que el olor de la tierra mojada y las hojas de los árboles luchando por no caer... no hay nada que me dé más paz que quedarme todo el tiempo que sea necesario mirando por mi ventana el caer de las gotas y adivinar lo que haría yo si estuviese allá afuera..

Dara dijo...

A Cat le gusta cantar con la luz apagada, en bajito.




un miau de leche :)

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.