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31 de julio de 2010

dialogos entre tú y yo.

Últimamente no sé si miento. No sé si es verdad que no siento nada más, o que se olvidó todo para siempre. Pero ella no quiere olvidarse.
Ella está encerrada en su pasado, lo ha envuelto en una sábana para que no se estropee y lo mece para que ronronee como un gato. Ella vive en el ático, donde abundan telarañas y recuerdos. Baúles, muchos baúles. Ella sigue llorando y procupándose por él, ella quiere escuchar sus canciones y leer lo que le escribía con supuesto cariño. Ella quería volver a volar con él.
Ella quiere que él se enamore de mí.
Ella es crédula, vive en un mundo idílico y viaja en sueños. Ella quiere vivir feliz con él. Y que él esté conmigo. Pero ¿quiero estar con él? No lo sé, pero ella sabe que en cuanto me diga algo bonito, volveré a confíar en él y a darselo todo, como hicimos ambas el año pasado.
Han pasado meses, muchísimos meses. No le veo casi, pero ella recuerda todos sus rasgos. Ella no sabe qué decir cuando le pregunta algo, ella se queda atónita cuando le mira. Pero yo... no lo sé.
Ella desea llevarle al mar. Quiere caminar con él sobre las rocas, y besarle bajo la banda sonora de la brisa marina y de las olas. Ella quiere abrazarle, sonreír con él, compartir un helado, hablarle por teléfono... formar parte de su vida.
A ella no le importa si él la considera su vida, ella solo quiere ser una parte de ella. Ella sólo quiere importarle un poquito. O quizá a ella le da igual si la utiliza o la manipula. Ella, con tal de contar sus respiraciones apoyándo la oreja en su pecho, le da igual todo. Es muy celosa, pero si es el precio a pagar por verle, lo hará. Por mucho que le duela, ella quiere verle como antes. Ella quiere respirar su mismo aire y mirarle mientras él hace lo mismo. Ella quiere que yo vuelva a amar.

6 de julio de 2010

londres 2010

Y a partir de las 4 pm, la ciudad va a ser nuestra. Ya no importarán los claxons de los bólidos británicos en medio de un atasco, y ningún coffee espontáneo en una cafetería que se nos antoje nunca estará de más. No nos parará ni la fría lluvia del norte, ni el precio mayor de los autobuses, ni los retrasos del London Tube. Nuestro país natal se olvidará, y nos patearemos Oxford Street de arriba a abajo, y nos ligaremos a algún camello que viva cerca de nuestra residencia. Por mucho que los semáforos en rojo nos quieran parar, nuestro nirvana brillará con luz verde hasta el 30 de agosto.
Y obviamente, después, al volver a ser humanas otra vez, lo echaremos de menos. ¿Quién no lo haría?

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.