Quizá era un pregunta retórica indirecta, o quizá no tenemos tiempo de aclararnos y de hablarlo tranquilamente. La filosofía interior se ha podido equivocar, nadie dijo que fuéramos perfectos, ¿no? El psicoanálisis de uno mismo se suele olvidar de pequeños detalles a los que, con una dosis considerable de THC, se multiplican por mil.
Y esa puta droga nos ha hecho delirar. A lo mejor ha confesado cosas de las que la mayor parte son ficticias, y nuestras conversaciones en un banco mirando al vacío no han significado nada.
Todo ha sido una ilusión creada por el vínculo de esa jodida marihuana.
[...]
No sé si es por que es tardísimo o algo, pero yo no me identifico con la segunda proposición de su discurso. ¿Acaso juego con él? No. Puede ser que juegue en su mismo terreno, pero la pista de paddel se me queda pequeña. Necesito una de tenis, o incluso de rugby para jugar con él. Aunque, sinceramente, prefiero que deje de ser un juego. Serios, y sin tonterías. Sin hacernos los interesantes. Sin que te hagas el duro, sin que me haga la inocente para que me lo diga. Saber que estamos para lo que sea, y no para cosas pasajeras. O sí, o eso es lo que necesito. Sexo sin sentimiento, sin más.
Me pregunto cuando me acostaré con un tío por amor.