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29 de julio de 2009

El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura.



Me desperté a las seis de la mañana; ya no podía dormir entre los recuerdos californianos y el cambio horario. Miré hacia la ventana, aún no había amanecido, y quedaban cuatro horas y media para verle. Me senté en frente de la pantalla, vi un par de capítulos de Skins y me tumbé esperando dormir.
Después de no encontrar manera de volverme a la cama, salí al jardín, y recordé las buenas compañías de Loyola Marymount University, nuestras risas, nuestras coñas, y nuestras cosas. ¿Quién rechaza los diez dólares que te da Iker para cenar?¿Qué chica no va todas las noches a la habitación de Luana y Marta para hacer planes?¿Que chico no va a la habitación de Manu para jugar unas partiditas de póker apostando dólares sobrantes?¿Quién está castigado hoy por no ir a clase sin ir a la playa?¿Quién llega hoy tarde para aplaudirle? Demasiado poco, este mes.
Volviendo a mi posición, derramé lágrimas mirando el reloj que aún marcaba las nueve. Una hora y media, se pasará rápido. Después de dormir unos cuantos minutos escuchando música de Los Ángeles, miré y vi que eran las diez y media. Me dispuse a arreglarme un poquito, a limpiarme la cara y a estar guapa para él. Tic, tac; tic tac; tic tac. ¿Dónde está? Bien, no le llamaré, que estará de camino, o algo. Las once. Le mando un frío SMS preguntándole por su situación, si se había dormido o algo. No me lo contesta. Le doy un toque a las once y media. Me agobio, mucho. A las doce, le llamo.
-¿Dónde estás?
-Nada, que me acabo de despertar y tenía que llevar a mi padre al trabajo. Iba a llamarte, y acabo de ver justo tus llamadas y tu mensaje.
-Ah.
-¿Qué tal todo?
[...]
-Bueno, te voy a colgar, que me voy para casa, estoy conduciendo y la poli está delante mío. Un beso.
-Pero, ¿vas a ve...?
pii pii pii pii.
...nir.
Le volví a llamar.

El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura.

Esperé, volví a llamar.

El móvil al que llama está apagado o fuera de cobertura.

Después de cuatro intentos, a la una termino mi búsqueda. Se acabó que Sara ande detrás de él. Ahora le toca. Me va a costar, no sabéis cuanto. Pero sí.

24 de julio de 2009

Y yo ya no sabía ni dónde estaba.


Seguía subiendo la cuesta de la montaña y nos acompañaba un sonido de engranajes un tanto tétrico. Estaba totalmente histérica por la situación y me agarraba a la mano de Álvaro. Sentía ya el vértigo, el agobio y el malestar que se siente al montar en una de éstas; y no me gustaba nada. Incomodidad extasiada, dósis de impaciencia y de temblores me recorrían por todo el cuerpo. Hormigueos constantes recorrían desde las plantas de los pies hasta el cuero cabelludo, como una enfermedad. Faltaba poco, y ya la fiebre me subía a la cabeza, y la incertidumbre de saber que había después de esas vías cuesta arriba, de saber de qué calibre era esa caída que seguía justo después, aumentaba mi tensión. El tren se para, y yo ya no sabía ni dónde estaba.

21 de julio de 2009

Y después...

-Se bebió lo que le quedaba de su vaso de whisky y se dispuso a dejar el Bar en el que estaba. Demasiados recuerdos. Era ya la cuarta copa, y sus memorias seguían intactas. Se decidió a coger su paraguas y salir por la puerta que daba la calle, no importaba el nombre que tuviese ésta última. Paseaba sin rumbo a altas horas de la madrugada acompañado de pequeñas gotas de lluvia y de mujeres de calle apoyadas en las esquinas. Poco tenía que hacer, a parte de leer el periódico con noticias sobrias de política y deportes que no le interesaban en absoluto. Aún el olor a mojado resbalaba en los bancos de madera y en los papeles del suelo pisados por la muchedumbre que merodeaba esa tarde y todas las anteriores. Mordiéndose el labio, aún saboreaba aquella Luna de Miel tan perfecta -pero efímera- junto a aquella musa perfecta a la que seguía adorando cada minuto más. Pensó, y tomó conclusión que el whisky o cualquier otro tipo de bebida alcohólica no le hacía olvidar, ni siquiera el prozac, las pastillas que le pasaba aquel hombre de gris ni las noches de locura con otras mujeres que podrían ser confundidas por diosas.
No tenía dónde ir, otra vez, así que miró la cartera en busca de algún billete que le podría permitir un par de copas más. Acertó, y se rindió en el primer bar de la esquina más cerca que tenía. Se sentó en la barra, solo, como siempre, y le pidió sus chupitos de whisky para intentar acabar la noche. El ruido de la televisión era casi como una sucesión de martillazos en su cabeza, pero era ya demasiado tarde para irse. Tomándose los vasos rápidamente, abandonó el lugar y volvió a aquella calle con un nombre sin importancia. Paseando encontró unos escalones de mármol a los que prestó atención. Se paró, y después de reflexionar un par de minutos, se sentó. Abrió una bolsa con dificultad y sacó una pastilla que le dio un amigo suyo unos días antes. Le contó que era mejor que la vida. Que era mejor que todo lo que había vivido, que era mejor que cualquier sensación en una montaña rusa, o cualquier escalofrío cuando te acarician.
Se la metió en la boca, y después…
-Y después… ¿Qué?
-No lo sé.

11 de julio de 2009

Como suelen decir, plantar codos.

Mítica, lírica lívida salida de mi boca explica teórica instíntica de lenguas matemáticas. Afila y afina cuerdas vocales, efímera poética metafórica, preguntas retóricas mortales, vocablos hablados para sacar forzosos notables. Impresionismos al profesorado, ovaciones muy a su pesar; trabajos duros, largos, y muy a su pensar. Sacar el curso a fórmulas o a letras, a ecuaciones o a largos trabajos de madrugantes; noches en vela por un número que marca el principio de nuestro porvenir.
Claves de sol, fa y re para calmar estreses, bocanadas de humo y nicotina para los más adictos, tic-tacs para los más nerviosos, dudas entre doses y treses para los ambiciosos, siestas que desconectan para los despreocupados; cafeína, teína y taurino para acompañar los libros las noches decisivas,viajes largos para los curiosos, besos con sabor a nada para las indecisas; esbozos, esquemas y amplificadores para creativos y artistas.
Más de dos lustros para llegar a dónde quieres plantar tu bandera.

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.