-->

12 de mayo de 2009

Tantas cosas.

Aunque algunas veces me cueste hablar de mí misma -tengo demasiadas cosas que decir, me hago un lío, cambio de tema y me voy de mi problemática-, por hoy haré une excepción. Y esta vez, en cuanto al amor. Sí, sí, ese órgano recogido entre esos dos pulmones que ronronea y parece explotar en algunas situaciones; ese, que me hace sufrir como nadie, encerrándome en mi cabeza y preguntándome sin más ¿Porqué?; ese que se te rompe como un papel arrugado y delicado que ya es inservible; ese, que te ha dado lágrimas y lágrimas cada día riéndose de tu ingenuidad y tu ceguera; ese, que te ha enseñado a alguien como la persona perfecta, el ser más benévolo de la tierra, que le ha ofrecido besos desde el mercado negro, que te ha forzado a darle mimos, caricias, a pasar los mejores días de tu vida y los peores con esa persona; que te hizo idealizarle y taparle con la mano sus defectos; que te permitió soñar hasta el día que rompió y echó sangre. Así es el corazón, traicionero como nadie, que te hace pensar que los errores que el comete los provocas tú; que el día que eche a volar mi imaginación él los coja al vuelo y los destruya con su más vil crueldad. Sin duda, deben quitárnoslo desde el primer día que existimos.

El corazón solo juega y tira los dados, pero a mí nunca me ha salido la Carta más alta.

1 comentario:

Claudia Hale. dijo...

Definitivamente, deberían arrancarnos el corazón el primer día de nuestras vidas. Sólo hace daño, nos hace ver perfección donde no la hay.
Me encanta como expresas sentimientos que a veces no pueden expresarse.
Un beso! :)

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.