-->

11 de octubre de 2009

Trenzas.



Aquellas palabras resultaron ser estacas de hielo para ella, y aunque él se diese cuenta, las decía para hacerla feliz, de cierto modo. Pero hay que tener en cuenta el factor trenza: hay dos que se entrelazan, y siempre uno queda aislado, y ellos no son dos. Ni son cuatro. Son una trenza mal hecha, pues una extremidad nunca se ha cruzado con la otra, y mientras la tercera se entrelaza con ambas, dejando aisladas a cada una en algún momento. Según sus instintos, sabían que no lo hacían por que sí, ni por pasar el rato; seguramente había, o hubo algo. Al principio fue todo muy extraño entre ambos, pues no cabía posibilidad de resistirse a un acercamiento mutuo, y caían. Siempre y cuando siguiendo la mentalidad de la trenza; es decir, cuando no se entrelazaba con una extremidad. Y ella disfrutaba, sí; pero a la vez sufría, por que sabía que ya tenía que separarse y entrelazarse con el tercer miembro. Y le decía adiós desde lejos, con la mano medio levantada, balanceándola como una niña pequeña y despidiéndose de todo ese mundo que a lo mejor volvía, o a lo mejor no.
Es el momento perfecto para aplicar el teorema de las trenzas.


- Eh, no mires estas fotos, que salgo mal.
- ¡Qué dices! ¡Si estás muy cachonda! En esta foto te hacía de todo.
- Hablas mucho.
- Es verdad, pero el problema es que estoy con ella, y no quiero serle infiel.
- Sí, sí.
- Si no estuviera con ella, ahora mismo estaríamos en el mismo césped haciéndolo.
- Siempre igual. Paso de que lo haga por mí, otra vez.
- Nunca lo he hecho por ti.
- ...




¿Ilogicidad? Puede ser.

2 comentarios:

Rebeca dijo...

Si, son ilógicos, está más que comprobado. Es frustrante, lo sé :(

Vanille Galaxy dijo...

Ilógicos, sí, ¿pero qué podemos hacerle? Muás!

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.