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8 de octubre de 2009

La sonrisa que le regaló cuando se conocieron.



Ella le prometió no dejar de sonreír. Ella le iba a esperar hasta que volviera de aquel lugar en el que había estado para quererle cada vez más. Se compró incluso un calendario sólo para marcar los días que faltaban, y un reloj de bolsillo para calcular las horas que quedaban para que volviese. Aunque se escaparan lágrimas de sus azules ojos, la felicidad circulaba por sus venas, y el placer de pensar en volver a verle otra vez, da igual cuando fuese, le daba escalofríos. Y aunque estuviese un par de eternidades allí dónde vivía él, ella siempre la esperaría con la carta de papel rosa y la sonrisa que le regaló cuando se conocieron.



La vida es cruel, sí. Pero podemos vivir una ingenua vida, esperando a que vuelva cuando sabemos que aquella fue la última vez.

4 comentarios:

Vanille Galaxy dijo...

Podemos mentirnos a nosotros mismos, pero no al corazón. Él siempre sabe la verdad.

Muás!

Paranoid Girl dijo...

lei este relato en el fotlog y me gsto mucho , me gusta este tipo de escrito pequeñito y bonito! me encanta ocmo escribes!!

un beso!!

Guillo dijo...

asi un tiempo
de ahi ese papel rosa
se usara sin darse cuenta creo.

volviendo aca
me gusta como escribes

saludos

Caroline dijo...

Genial,y tu blog es impactante!

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.