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9 de enero de 2010

Muérdeme.

Llevaba diez o veinte minutos tumbado en el suelo, meditando e intentando hacer desaparecer las copas de más. Yo estaba tirada en el sofá, sin ganas de nada, y de vez en cuando le miraba para observar qué hacía él con semejante dósis de alcohol en el cuerpo. Realmente, estaba inmóvil, y con los ojos cerrados. No demasiado interesante, pero entretenía lo suyo. En la mesa seguían las copas de algunos, e incluso alguna que otra seguía teniendo Vodka con Naranja, pero yo no quería más. Yo soy de las que nunca se pasa con el alcohol (o casi nunca). Ven aquí, me susurró. Ante la duda y su estado, me tumbé suavemente y me acomodé en su pecho. Pupúm, pupúm, pupúm, pupúm. Sonaba tan bien ante el silencio. Derrepente, me mordió el labio y me clavó sus dientes. Aquel momento fue tan tierno que ni sentí el dolor, y ojalá se hubieran quedado allí sus labios.




ismystillbeating?

1 comentario:

Rebeca dijo...

I like it :)

p.d. Yo tampoco soy de las que se pasan con el alcohol.

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.