-->

21 de julio de 2009

Y después...

-Se bebió lo que le quedaba de su vaso de whisky y se dispuso a dejar el Bar en el que estaba. Demasiados recuerdos. Era ya la cuarta copa, y sus memorias seguían intactas. Se decidió a coger su paraguas y salir por la puerta que daba la calle, no importaba el nombre que tuviese ésta última. Paseaba sin rumbo a altas horas de la madrugada acompañado de pequeñas gotas de lluvia y de mujeres de calle apoyadas en las esquinas. Poco tenía que hacer, a parte de leer el periódico con noticias sobrias de política y deportes que no le interesaban en absoluto. Aún el olor a mojado resbalaba en los bancos de madera y en los papeles del suelo pisados por la muchedumbre que merodeaba esa tarde y todas las anteriores. Mordiéndose el labio, aún saboreaba aquella Luna de Miel tan perfecta -pero efímera- junto a aquella musa perfecta a la que seguía adorando cada minuto más. Pensó, y tomó conclusión que el whisky o cualquier otro tipo de bebida alcohólica no le hacía olvidar, ni siquiera el prozac, las pastillas que le pasaba aquel hombre de gris ni las noches de locura con otras mujeres que podrían ser confundidas por diosas.
No tenía dónde ir, otra vez, así que miró la cartera en busca de algún billete que le podría permitir un par de copas más. Acertó, y se rindió en el primer bar de la esquina más cerca que tenía. Se sentó en la barra, solo, como siempre, y le pidió sus chupitos de whisky para intentar acabar la noche. El ruido de la televisión era casi como una sucesión de martillazos en su cabeza, pero era ya demasiado tarde para irse. Tomándose los vasos rápidamente, abandonó el lugar y volvió a aquella calle con un nombre sin importancia. Paseando encontró unos escalones de mármol a los que prestó atención. Se paró, y después de reflexionar un par de minutos, se sentó. Abrió una bolsa con dificultad y sacó una pastilla que le dio un amigo suyo unos días antes. Le contó que era mejor que la vida. Que era mejor que todo lo que había vivido, que era mejor que cualquier sensación en una montaña rusa, o cualquier escalofrío cuando te acarician.
Se la metió en la boca, y después…
-Y después… ¿Qué?
-No lo sé.

No hay comentarios:

Flowers are growing all over my bones.

No pretendo en absoluto ser la más famosa de todo Blogger, no. Lo que intento es tener un rinconcito en la web para que amantes de la literatura y adictos al placer de escribir se tomen unos minutos para leer algún que otro relato, algún que otro párrafo y para opinar sobre mis minutos de tecleo nocturnos. La verdad, prefiero que os sinceréis conmigo criticando mis poligrafías de manera constructiva; -pues siempre se aprende más de lo que te han enseñado, reprochado y corregido-, que digáis 'está muy bien.' Por una vez, quiero que me juzguen por lo que escribo.